¿Es posible vivir en santidad?

Publicado por La Promesa del Padre en

Siendo honestos y dejando caretas a un lado, quiero que te preguntes a ti mismo: ¿Es posible vivir en santidad? No te lo pregunto como un pensamiento bonito o un sueño, sino en la práctica, ¿de verdad es alcanzable? ¿Es algo realista?

Te hago esta pregunta porque a lo largo de mi vida he estado en cientos de reuniones como ésta, en distintas ciudades, no como predicador sino de aquel lado de la sillas, y cuando quien está al frente lee algo sobre santidad y sale con el clásico: “Dile al que está a tu lado: “Tú eres santo”… la gran mayoría nos volteamos a ver con cara de complicidad, carrilla, incredulidad, sarcasmo, etc. El tipo de risa depende de quién esté a tu lado: si es tu amig@, tu herman@, tu espos@, uno de tus papás, tu hij@ o alguien que no nococes. Pero en general, lo que sucede se ve más o menos así:

1. La confusión que lleva al engaño

Cuando pensamos en santidad, solemos pensar en perfección. Y el diablo ha usado eso para hacernos pensar que la santidad, vista como perfección, es algo ridículamente ajeno a nosotros, algo totalmente irreal y fuera de nuestro alcance; nos hace pensar y sentir que la santidad no tiene NADA que ver con nosotros. Hoy, mi principal objetivo en esta predicación, es exponer ese engaño, y mostrarte lo que sí nos enseña la Biblia que es la santidad y que tiene TODO que ver contigo.

Para empezar, recuerda que el Antiguo Testamento (AT) fue escrito principalmente en Hebreo, y el Nuevo Testamento (NT) en Griego. Éstas son las dos palabras principales que se usan en el AT y NT, que en nuestras biblias en Español aparecen traducidas como santo, o sus derivaciones (santidad, santificar, santificación, etc).

  • Antiguo Testamento: qodesh (ko’-desh). Significa literalmente “apartar”, “separar”
  • Nuevo Testamento: hagios (hag’-ee-os). Significa literalmente “diferente”, “distinto”

Como podemos ver, ambas palabras denotan la misma idea: algo apartado, distinto, algo especial.

Yo sé que la mayoría de personas son muy dadas a las palabras rimbombantes, a palabras que suenen más espirituales, y puede que nos perturbe un poco soltar por un momento nuestras “palabras espiritualespara enfocarnos en su verdadero significado. La mayoría de las veces las palabras rimbombantes sólo nos distraen y/o nos confunden.

Ahora, entendiendo la esencia detrás del concepto “santo”, vemos además que a lo largo de la Biblia tiene dos usos, y eso es algo que tiene un impacto importante en nuestra forma de ver y vivir la santidad de la que nos habla la Biblia.

2. La Santidad como una cualidad propia solo de Dios

En este caso, cuando encontramos el concepto de santidad refiriéndose a Dios (como cuando dice que Dios es santo, o cuando habla de la santidad de Dios) básicamente señala esta cualidad propia de Dios refiriéndose a que el es ÚNICO, que no hay NADIE COMO ÉL, que está totalmente APARTADO de lo terrenal, del pecado, del error… ¡Que no lo puedes agrupar con nada ni nadie más!… Eso me hace entender por qué cuando Moisés le pregunta a Dios su nombre, Él le responde “YO SOY EL QUE SOY”… ¿Cómo más te lo explico, Moisés? 😀 … Pero regresando al punto, respecto al uso del término “santo” refiriéndose a esa cualidad que identifica solo a Dios, lo vemos en textos como éstos:

Salmos 29:2 Tributen al Señor la gloria que merece su nombre; adoren al Señor en la hermosura de su santidad.

Parafraseando: en la hermosura de que ES ÚNICO, de que no hay NADIE COMO ÉL, de que es SIN IGUAL.

Salmos 96:9 ¡Póstrense ante el Señor en la hermosura de su santidad! ¡Tiemble delante de él toda la tierra!

1 Samuel 2:2 Nadie es santo como el Señor; no hay roca como nuestro Dios. ¡No hay nadie como él!

Aquí se ve claramente cómo está enfatizando exactamente la misma idea en toda la frase.

Ezequiel 28:22 Adviértele que así dice el Señor y Dios: »“Yo estoy en contra tuya, Sidón, y manifestaré mi gloria en ti. Cuando te traiga un justo castigo y manifieste sobre ti mi santidad, se sabrá que yo soy el Señor.

Ezequiel 20:41 Cuando yo los saque a ustedes y los reúna de todas las naciones y pueblos donde estarán esparcidos, en presencia de las naciones los recibiré como ofrenda de olor grato y les manifestaré mi santidad.

Algo que llamó mucho mi atención en estos últimos dos textos que acabamos de leer, es que hay muchas ocasiones en las que Dios usa la expresión “manifestaré mi santidad”, tanto para respaldar un juicio fuerte sobre enemigos físicos y/o espirituales, como para respaldar misericordia y perdón. ¡Eso me parece asombroso! Y sólo tiene sentido cuando entiendes el concepto de SANTIDAD de Dios como esa cualidad propia de Él, que denota su pureza total y ÚNICA, totalmente APARTADO, AJENO al pecado… ¡Nadie más podría ejecutar un juicio sobre el pecado, sólo Él porque está APARTADO del pecado; y a la vez nadie tiene la capacidad de salvar del pecado, sólo alguien que es totalmente AJENO AL PECADO!

Como sabemos, hay cientos de textos en los que el concepto de santo/santidad hacen referencia a esa cualidad propia y única de Dios, de la misma manera que cuando encontramos textos que se refieren a Él como “Todopoderoso”, “Omnisciente”, “Omnipresente”, “Eterno”, etc… Todas ellas son cualidades que nadie más tiene, sólo Él, son cualidades que de hecho lo identifican y lo caracterizan como Dios.

Cuando pensamos en la santidad así, claro que nos suena a algo ajeno a nosotros, y nos suena ajeno, ¡porque lo es!… Tendríamos la misma reacción de los minions si nos dijeran: “Dile al que está a tu lado: “Eres omnipresente”… “Eres Todopoderoso”… Además de ridículo sería casi una herejía.

*** Pero, la santidad como una cualidad propia solo de Dios, es solo UNO de los DOS usos o alusiones de ese concepto.*** Ahora abordaremos el segundo uso que se hace en la biblia, sobre personas, situaciones y cosas santas.

3. La santidad de algo o alguien al ser apartado para Dios

Veamos los siguientes textos:

Éxodo 20:8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo.

Tú santificas el día al apartarlo para Dios. No significa que tú haces que ese día sea perfecto, que no suceda nada malo ese día para que se pueda decir que es un día santificado, un día santo, ¡no tienes la capacidad de hacer algo así! Pero Dios se refiere a que sí tienes la capacidad (y de hecho es un mandato) de apartar ese día, y no sólo apartarlo sino dedicarlo a Dios, eso es lo que lo santifica, es decir, no lo hace perfecto y sin fallas, sino que lo hace distinto a los demás por dedicarlo a buscar a Dios.

Deuteronomio 7:6 (RV60) Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra.

Sabemos que el pueblo de Israel constantemente cometía pecados, se rebelaban, murmuraban, hablaban contra Moisés y contra los planes de Dios, peleaban entre ellos, había homicidios, robos, etc. Pero Dios les llama pueblo santo, y esto no tiene ningún sentido cuando pensamos que el concepto santo, refiriéndose a personas o cosas, significa perfecto. Pero en el mismo texto vemos cómo queda claro a qué se refiere: “Dios te ha escogido para serle un pueblo especial”, en el idioma original nunca hubo duda al respecto, porque literalmente dice: “Porque tú eres un pueblo apartado para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial

Números 6:19-20 19 »Una vez que el nazareo se haya rapado la cabeza, el sacerdote tomará del canastillo un pan sin levadura y una hojuela sin levadura, más la espaldilla cocida del carnero; pondrá todo esto en manos del nazareo. 20 Después, mecerá todo esto ante el Señor como una ofrenda. Todo esto es santo y pertenece al sacerdote, lo mismo que el pecho mecido y el muslo ofrecido como contribución. Finalizado este rito, el nazareo podrá beber vino.

Quiero que notes que en este versículo le dice santo a un PAN, una HOJUELA y un CORTE DE CARNE. ¿Me explico? Claramente no quiere decir que son cosas perfectas y que no cometen pecados… ¡Nunca he visto a un pan cometer ningún pecado! En tal caso todo los panes son santos, excepto los que han matado personas al atorárseles en el cuello, técnicamente esos panes han cometido homicidio :-p . Claramente estoy siendo sarcástico para mostrarte que, de nuevo, esto solo tiene sentido cuando entendemos que está diciendo que ese pan, esa hojuela y ese corte de carne fueron apartados, separados, dedicados a Dios. ***¡No es posible que un pan, una hojuela y un pedazo de carne sean santos y tú no! ***

Mateo 23:17-19 (RV60) 17 ¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? 18 Ustedes también dicen: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor. 19 ¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda?

En ese versículo Jesús está explicando que el dinero y animales que se daban en el templo, eran santos/diferentes por estar en el templo; al ser dedicados a Dios eran diferentes al dinero y animales que se usaban para otros fines. ***No es posible que un billete de $50 que se da en la iglesia como ofrenda sea santo y tú no.***

1 Timoteo 4:1-5 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3 prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. 4 Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; 5 porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.

Aquí vemos que los alimentos son santificados cuando damos gracias a Dios por ellos, es decir, entendemos que vienen de Dios, reconocemos eso, y ese acto y el hecho de que son alimentos PARA TI: un hijo o una hija de Dios, eso los hace diferentes/santos. ***¡No es posible que las enchiladas que te comes sean santas y tú no! Cuando de hecho lo que las hace santas/diferentes es que das gracias y reconoces que Dios las permitió para ti.

*** Como vemos, el concepto de santo/santificar/santidad refiriéndose a personas u objetos, no quiere decir que son perfectos como Dios, sino que han sido “separados” para Dios. ¡Ése es el verdadero significado! Cuando la Biblia dice que tú y yo somos santos, no se refiere a perfección o que seamos infalibles como Dios. Recuerda 1 Samuel 2:2 “Nadie es santo como el Señor”.

Entonces, ¿es posible vivir en santidad? Sí, de hecho si has entregado tu vida a Jesús y nacido de nuevo, ¡ya vives en santidad!

Pero entonces, como Dios ya me apartó para Él, ¿esto es toda la santidad? ¡NO!

La Biblia nos enseña que por un lado, los creyentes somos santos porque hemos sido apartados por Dios para Él. Pero que también debemos santificarnos, es decir, activamente apartarnos nosotros mismos para Él… Vivir dedicados para Él.

4. Cualidades de tu santidad

a) No significa que eres perfecto e infalible. Pero significa que ya tienes la capacidad para ver y corregir tus faltas.

1 Corintios 1:2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros.

1 Corintios 1:11 me han informado que hay rivalidades entre ustedes

1 Corintios 6:8 Lejos de eso, son ustedes los que defraudan y cometen injusticias, ¡y conste que se trata de sus hermanos!

En estos tres versículos de la carta a los Corintios (de muuuuchos que puedes encontrar si sigues leyendo la carta) vemos cómo a pesar de que desde el inicio Pablo los llama santificados y llamados a ser pueblo santo, a lo largo de sus páginas les manda varias observaciones e incluso regaños por conductas, actos y actitudes inadecuadas y pecaminosas, y les exige que las corrijan. Y como podrás recordar, no sólo les envió una carta, sino que también existe 2a de Corintios. 😀

b) Tu Santidad es un Camino especial que Dios preparó sólo para sus hijos

Isaías 35:8-9 Habrá allí una calzada que será llamada Camino de santidad. No viajarán por ella los impuros, ni transitarán por ella los necios; será sólo para los que siguen el camino. [9]No habrá allí ningún león, ni bestia feroz que por él pase; ¡Allí no se les encontrará! ¡Por allí pasarán solamente los redimidos!

Respecto a nosotros en este mundo, la santidad no es un estado de perfección, sino una cualidad de haber sido apartados para Dios. Pero como vemos claramente en esta profecía, también es un camino que Dios preparó sólo para sus hijos, ¡es una oportunidad exclusiva, es un privilegio asombroso!

Con esto tenemos que notar que la santidad no es algo que podamos esperar, ni mucho menos exigir, de quienes no conocen a Dios. No deberíamos escandalizarnos de que nuestra sociedad esté cada vez más lejos de la santidad, y de hecho en contra de la santidad. No tiene ningún caso reclamarles que no son “santos” (aun más entendiendo que santidad no significa ser perfectos). Sería una locura reclamar o escandalizarse porque un ave vuele o porque un bebé llore… es lo que los caracteriza. También a quienes no han conocido a Dios los caracteriza «no estar en santidad».

Efectivamente, nuestra sociedad se está cayendo a pedazos y cada vez está más lejos de lo que agrada a Dios, pero eso no debe enardecer nuestro corazón CONTRA ELLOS, sino debe enardecer nuestro corazón CONTRA EL PECADO EN NUESTRAS PROPIAS VIDAS, debe incendiar nuestro cuerpo, alma y espíritu para buscar con más desesperación a Dios, dedicarnos más a Él, dejar que Él tome más y más control de nuestras vidas, rendirle cada vez más y mejor nuestros pensamientos, actitudes, emociones, actos, decisiones, etc. Es decir, todo lo que sucede en nuestra sociedad debe provocar más santidad real en nosotros (DEDICARNOS MÁS PARA ÉL); no el concepto erróneo que nos hace pensar que nosotros somos SANTOS/PERFECTOS y ellos son unos impuros de los que debemos alejarnos tanto como sea posible. Mira lo que le dice Pablo precisamente a los Corintios en uno de esos regaños que les envió en una de sus cartas:

1 Corintios 5:9-10 Por supuesto, no me refería a la gente inmoral de este mundo, ni a los avaros, estafadores o idólatras. En tal caso, tendrían ustedes que salir de este mundo.

c) Tu Santidad es tu agradecimiento a Dios porque te apartó para Él

1 Pedro 1:3, 13-16 ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para que tengamos una esperanza viva (…) 13 Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; (…) 14 Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia. 15 Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; 16 pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo»

d) Tu Santidad es algo que debes buscar

Hebreos 12:14 Busquen la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

e) Tu santidad es un fruto que cosechas si siembras

Romanos 6:19 (…) Antes ofrecían ustedes los miembros de su cuerpo para servir a la impureza, que lleva más y más a la maldad; ofrézcanlos ahora para servir a la justicia que lleva a la santidad. 20 Cuando ustedes eran esclavos del pecado, estaban libres del dominio de la justicia. 21 ¿Qué fruto cosechaban entonces? ¡Cosas que ahora los avergüenzan y que conducen a la muerte! 22 Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna.

f) Tu santidad tiene niveles, puedes avanzar más y más

Hace unos días cayó en Querétaro una de las lluvias más fuertes que se hayan registrado recientemente… ¡Y definitivamente la más fuerte que ha caído sobre mí caminando en la calle! :-/ . Iba caminando del trabajo a mi casa, me faltaba recorrer aproximadamente 1 km por un camino por el que no hay techos ni árboles para refugiarte aunque sea un poco de la lluvia, es un camino a cielo abierto junto a la lateral de la autopista, así que pasan muchos autos. La lluvia fue tan fuerte y repentina, que sin exagerar, en un lapso de 10 segundos pasé de estar totalmente seco a estar totalmente empapado… ¡Fue como si vertieran sobre mí una cubetada grande de agua fría! Sólo tuve tiempo de tapar lo más que pude con mi mano la bolsa de mi pantalón para que no se me mojara el celular. Fue increíble la cantidad de agua que cayó en ese momento, yo no podía ver más allá de 5 metros. Me costaba ver por la densidad de la lluvia, y me costaba respirar porque el agua estaba bien fría. 😀

Usualmente cuando está lloviendo levemente, o cuando llovió recientemente, en el camino te encuentras charcos en las banquetas y tratas de rodearlos para no mojarte los zapatos, y también tienes cuidado si vas a pasar por una zona donde los carros te pueden salpicar. ¡Usualmente! Pero esa vez que aquella tormenta titánica cayó sobre mí, hubo un punto en el que me di cuenta que ya estaba totalmente empapado, ya no podía mojarme más, ya no servía de nada evitar baches o salpicadas de carros, así que me resigné profundamente, y caminé a través de los charcos sin mayor angustia, los carros me salpicaban pero ya nada importaba. ¿Qué iba a reclamar? “¡Hey, me salpicaste el pantalón!» Por favor, no había ninguna parte de mi ropa que no estuviera ya totalmente escurriendo agua.

¿Por qué te cuento esto? Porque solemos experimentar una situación similar tanto en nuestra relación con el pecado, como en nuestra relación con la santidad. En el versículo que leímos en el inciso anterior, Romanos 6:19, dice que cuando ofrecemos nuestros miembros a la impureza, nos lleva cada vez más y más a la maldad; pero si los ofrecemos a la justicia, nos llevará cada vez más y más a la santidad.

Seguramente identificas que cuando apenas empiezas a acercarte a una actividad que sabes que está mal, un pecado, al inicio lo haces con cierta precaución o timidez, pero conforme el pecado te esclaviza más y más, llega un punto en el que te das cuenta de que ya estás bastante sumergido y te dejas hundir… Algunos en ese punto alcanzan a reaccionar y logran salir, otros lamentablemente llegan a profundidades muy complicadas.

Pasa algo similar también con la santidad. Cuando te das cuenta de que como hijo de Dios tienes capacidad en el Espíritu Santo de liberarte de pecados, actitudes pecaminosas, hábitos nocivos y demás, cada vez quieres y puedes agradar más a Dios. Ya no se siente una carga buscar cada vez más santidad, sino que cada pecado del que logras despojarte para agradar más a Dios, te da fuerzas y fe para ir por el que sigue. De repente te das cuenta de que ya no haces cosas que antes te costaba trabajo dejar de hacer, o que hasta parecían imposibles de dejar (vicios, tendencias, reacciones), y de repentes las ves muy lejos en el camino que ya quedó atrás. ¡Eso es un sentimiento de victoria y libertad incomparable! Te lleva a alabar a Dios y perseguir todavía más santidad, es decir: quieres agradarle aún más, quieres apartarte a un más del pecado para estar más cerca de Él, quieres dedicarte aún más para Él. Cuando te das cuenta que tu vida ya está empapada de santidad, ya las tendencias pecaminosas de tu carne pierden importancia y poder sobre tu vida, y llegas a ese punto en el que quieres dejarte hundir más y más en esta búsqueda de la santidad a la que Él nos llama.

Mira lo que que dice este versículo acerca de buscar la santidad de tal forma que cuando Jesús venga, no encuentre “pendientes” en tu santidad, que no encuentre áreas pendientes en tu vida que decidiste dedicar para Él.

1 Tesalonicenses 3:13 Que los fortalezca interiormente para que, cuando nuestro Señor Jesús venga con todos sus santos, la santidad de ustedes sea intachable delante de nuestro Dios y Padre.

g) Tu santidad te permite vivir sin límites la paternidad de Dios

2 Corintios 6:18-7:1 (RV60) 18 «Yo seré un Padre para ustedes y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso». Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

h) Tu santidad te hace cada vez más útil en el Reino de Dios

2 Timoteo 2:21 Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso noble, santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena.

i) Tu santidad te permite alcanzar a otros

2 Pedro 2:9 Pero ustedes son descendencia escogida, sacerdocio regio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Muchos ven la santidad como que “es un requisito ser perfecto” para que Dios te ame y te salve. Pero Dios nos amó y nos salvó no por nuestra perfección (claramente inexistente en nuestra humanidad), sino precisamente porque nos encontró muertos en nuestros pecados. La Salvación es sólo posible por la perfección y amor de Jesús (su santidad). Tener un entendimiento erróneo de que la santidad es perfección necesaria para ser amado y salvado por Dios, es totalmente opuesto a la obra de Salvación (a través del Sacrificio de Jesús) que Dios nos muestra en Su Palabra, y solo produce culpa permanente, descalificación total y temor a la condenación.

En cambio, la santidad de la que Dios nos habla (y que espera y demanda de nosotros) es una decisión constante de apartarnos y dedicarnos cada vez más a Dios. Avanzar en esta santidad (como podemos ver en los últimos dos incisos h e i ), nos capacita para ser cada vez más útiles para Dios y ser una evidencia cada vez más fiel del amor y poder de Dios, para Salvación de quienes no lo conocen.

Conclusión

Cuando Zacarías (el papá de Juan el bautista) recupera el habla y comienza a profetizar, es decir, el Espíritu Santo empieza a darle un mensaje muy detallado de todo lo que Dios estaba por hacer a través de Jesús. Y me encanta la forma en la que en el versículo 74, Dios a través de Zacarías, comienza a describir la santidad como parte de su regalo para nosotros; el Señor deja claro que este regalo de hecho nos quita de encima el temor y la culpa, la condenación y el castigo; y nos permite vivir en justicia y santidad, separados para Dios, dedicados para Él, y junto a Él cada día.

Lucas 1:74-75 nos concedió que fuéramos libres del temor, al rescatarnos del poder de nuestros enemigos, para que le sirviéramos con santidad y justicia, viviendo en su presencia todos nuestros días.

¿Es posible vivir en santidad? ¡Claro que si! ¡De hecho como hijo de Dios ya estás caminando en ella! No obtienes la santidad por ser perfecto, como el diablo quiere hacerte creer, sino que ya tienes la santidad porque Dios es Santo y Él te apartó para Él. Eso te pone en el «camino de la santidad». Él te llama a recorrer ese camino, y te da el anhelo de buscarla cada vez más, como una respuesta de amor a Él. El Espíritu Santo (curioso nombre, ¿no crees?) te da la capacidad de avanzar en la santidad y cosecharla gradualmente, disfrutando sus muchos beneficios, y perfeccionándote hasta completar la obra que Él comenzó en ti.

Predicación en «La Promesa del Padre»
(4 de agosto de 2024)
por Paco Jiménez


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *