Intimidad. Regresando al Edén

Introducción:
Desde hace algunas semanas el Señor comenzó a hablarme acerca de las cosas que se perdieron a causa del pecado, y una de ellas es la intimidad, por eso a esta predica la he llamado Intimidad, regresando al Edén.
1 Corintios 15:21-22 De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir
Desarrollo:
Cuando escuchamos la palabra Edén es inevitable pensar en Dios, Adán y Eva, y cuando escuchamos el nombre de Adán y Eva decimos ¡Aaaaay esos 2! Por ésos estamos como estamos. Cuando Dios comenzó a hablarme sobre lo que se había perdido, me llevó a estos 2 personajes y me habló acerca de las cosas que se perdieron a causa del pecado.
Voy a poner esta analogía y mientras la cuento quiero que te imagines lo mejor. ¿Has ido a un hotel 5 estrella con 4 diamantes y 3 rubís o no sé cuántas cosas más llevan? Bueno, el chiste es que estos hoteles tienen varios paquetes, pero hay uno que es el mejor de todos y este es el paquete todo incluido. Cuantos dan gracias a Dios por los todo incluido, este paquete incluye acceso a todos los lugares puedes comer y beber de todo, pero hay excepciones, en algunos lugares te dicen: Este paquete no incluye el Ryb Eye o la Langosta que normalmente pide el pastor cuando va a cenar por su cumpleaños.
Pues Adán y Eva vivían en un hotel de estos y tenían un acceso VIP, es decir tenían exclusividad a lo mejor de lo mejor, pero había una excepción, no tenían que comer de un fruto; dice la Palabra que podían comer de todo excepto del fruto del árbol de conocimiento del bien y del mal.
Genesis 2:8-9 Dios el Señor plantó un jardín al oriente del Edén y allí puso al hombre que había formado. Dios el Señor hizo que creciera toda clase de árboles atractivos a la vista y buenos para comer. En medio del jardín hizo crecer el árbol de la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal.
De ahí pasamos al versículo 15-17
Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. Dios el Señor le ordenó al hombre: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, sin duda morirás».
Tenían acceso a TODO, comían de todo, dice la Palabra que en ese huerto del Edén donde Dios puso a Adán y Eva estaba el árbol de la vida, ellos podían comer de ese árbol, dice que había toda clase de árbol, imagínate las mejores frutas, las más grandes, las jugosas, las más bonitas, las más ricas, ahora imagina esas charlas con tu Creador, caminar con él, lo podían ver, y solo una cosa les pidieron, que no comieran del árbol del conocimiento del bien y del mal, ya que si lo hacían morirían. Y qué pasó.
Genesis 3 habla sobre la caída del hombre (v. 8 y e11)
Cuando el día comenzó a refrescar, el hombre y la mujer oyeron que Dios el Señor andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles para que Dios no los viera. Pero Dios el Señor llamó al hombre y dijo: ¿Dónde estás? El hombre contestó: Escuché que andabas por el jardín y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí. ¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? preguntó Dios. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer?
Imagínate disfrutar de todo esto y de pronto: pum! todo se fue, todo se esfumó, por el pecado. Me pongo en el lugar de Adán y Eva, y comienzo a pensar en todo lo que perdieron y cómo se sentían al ser expulsados de aquel lugar.
Cuando pecamos y le fallamos a Dios, lo primero que sentimos es vergüenza, dolor, angustia nos sentimos expuestos, nos sentimos desnudos, y lo primero que hacemos es escondernos, y nos alejamos de él, porque el pecado te aleja de Dios, como le sucedió a Adán y a Eva.
Tengo una lista de las cosas que se perdieron cuando El Hombre fue expulsado del Edén.
1. Intimidad con Dios
Al ser expulsado del jardín del Edén, el hombre ya no podría caminar con Dios, convivir con él, y mucho menos verlo
2. La vida eterna
Al comer del fruto del conocimiento del bien y del mal de cierta forma morirán, al ser expulsado ya no iban a poder comer del árbol de la vida, del cual se alimentaban para poder estar vivos espiritualmente. Mientras no comieran de ese árbol vivirían para siempre
3. La Santidad
El pecado los alejo de la presencia de Dios pues Dios es Santo, Santo, Santo.
4. La paz
Al dejar el Edén el hombre sufriría físicamente, abra enemistad entre simiente de hombre y la de satanás
5. La imagen
Tener la “imagen” o “semejanza” de Dios significa, en términos simples, que fuimos hechos para parecernos a Dios. Adán no se parecía a Dios en el sentido de que Dios tuviera carne y sangre. La Escritura dice que “Dios es espíritu” (Juan 4:24) y por tanto Él existe sin un cuerpo material.
6. El dominio
Se perdió el dominio sobre toda criatura.
7. Amistad
Se perdió la amistad entre Adán y Dios
8. Libertad Al caer en el pecado nos hicimos esclavos del pecado.
9. La imagen
Con la caída de Adán también se perdió la imagen y la semejanza, y cuando hablamos de imagen no me refiero a la carne y al alma pues recordemos que Dios es Espíritu ( Juan 4:24 Dios es espíritu y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad ).
Pero no todo está perdido, ¡hay buenas noticias!
Dios sabía que Adán y Eva fallarían, y en el momento en que Adán y Eva pecan, se activa ese plan B. Ese Plan B se llama Jesús.
La verdad, ni siquiera dimensionamos el gran amor que Papá, Jesús y el Espíritu Santo tienen por nosotros. Nuestra mente está limitada para comprender cuán grande, ancho y profundo es el amor de Dios por nosotros.
porque tanto amo Dios al mundo que dio a su hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16)
No hay nada que podamos hacer, no hay nada que alguien pueda hacer para alejarnos del amor de Dios.
Romanos 8 35,37-39 ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación o la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro o la espada? Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor
Meditando sobre este versículo, Dios me comenzaba a hablar y me decía: «Quiero afirmar nuestra intimidad», Él desea que nosotros, iglesia, entendamos su plan.
Y para esto tenemos que quitar 2 cosas, de las tantas que pueden existir, que no nos permiten estar en el Edén: el orgullo y la falta de humildad.
Proverbios 16:18 Después del orgullo viene la caída; tras la arrogancia, el fracaso.
Cuando hay orgullo y falta de humildad en nuestro corazón estamos impidiendo que podamos vivir conforme al plan de Dios
Papá quiere regresarnos de nuevo al Edén, a ese hotel 5 estrellas. Muchos de los que estamos aquí el día de hoy sentados, no hemos logrado entender que ahora mismo estamos viviendo en el Edén.
Evidencias de que ya estamos viviendo en el Edén
Juan 11:25 Jesús le dice, Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá.
Mateo 28:18-20 Jesús se acercó entonces a ellos y dijo: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
2 Corintios 5:18 Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación
Juan 6:35 Yo soy el pan de vida declaró Jesús. El que a mí viene nunca pasará hambre y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed
Juan 14:27 La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden
1 Corintios 15:49 Y así como hemos llevado la imagen de aquel hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial
En el plan de Dios estaba crear a un ser semejante a Él, para establecer un dominio, un gobierno, capaz de someter a todo ser creado, y que este ser tuviera la capacidad para reconocer y relacionarse con él, intimar con él; entonces Dios crea el jardín del Edén y en medio de ese jardín pone un huerto con los mejores frutos y pone ahí a ese ser, el Hombre, para que se relacione con él, someta a toda criatura y se reproduzca, con el fin de establecer un reino, el reino de Dios. Pero, ¿qué pasó? Este hombre cayó por los engaños y las mentiras de satanás, pero Jesús dejando su naturaleza divina se hizo hombre para cumplir y recuperar todo lo que se había perdido.
En Jesús recuperamos todo lo perdido
Ya no somos esclavos, en Jesús encontramos reconciliación, en Jesús encontramos la vida, en Jesús encontramos la Paz, en Jesús encontramos alimento de vida, en Jesús tenemos autoridad, en Jesús tenemos vida eterna, en Jesús tenemos dominio sobre la muerte, en Jesús recuperamos la imagen de Dios.
1 Corintios 15:21-22 De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir
El plan de Dios sigue avanzando, se sigue cumpliendo, fuimos creados para intimar con él, para establecer su gobierno, ya Jesús recupero todo. El problema es que seguimos viviendo fuera del Edén porque no hemos entendido que Jesús ya nos regresó al Edén. Somos hijos y vivimos como mendigos, porque no hemos entendido que Papá creo todo para nuestro bien y que solo tenemos que volver con el.
Conclusión
Dios me hablaba sobre una historia muy peculiar en la biblia, y yo decía: ¿qué tiene que ver esto con esta prédica? Y Dios me decía: Ustedes son mis hijos y siguen viviendo como si no lo fueran.
Lucas 15:11-24 dice, Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia”. Así que el padre repartió sus bienes entre los dos. Poco después el hijo menor juntó todo lo que tenía y se fue a un país lejano; allí vivió desenfrenadamente y derrochó su herencia.
Cuando ya lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez en la región y él comenzó a pasar necesidad. Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tanta hambre tenía que hubiera querido llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie le daba nada. Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra y yo aquí me muero de hambre! Me levantaré e iré a mi padre y le diré: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus jornaleros”. Así que emprendió el viaje y se fue a su padre.
Este hijo, al igual que Adán, al igual que tú y yo, hemos sido engañados por lo que el mundo nos ofrece, y hemos malgastado, hemos perdido esa intimidad con Papá y por el pecado nos hemos escondido de Él, por vergüenza, por creer que no somos dignos, por creer que no merecemos nada… Y es verdad, no merecemos nada, pero en el amor, la gracia y la misericordia de Papá, a través de Jesús nos dice que no hay nada que te aparte de su amor por ti.
Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo”. Pero el padre ordenó a sus siervos: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ha sido hallado”
El amor de Dios hacia nosotros es tan grande que aun sabiendo que nosotros le fallaríamos, extiende sus brazos para recibirte, por que eres su hijo, porque el te creó, te recibe y te pone de nuevo en lugar donde todo comenzó, te regresa al edén.
Te reviste te quita la vieja naturaleza que adoptaste al alejarte de él, deja de vestirte como Adán y comienza a vestirte como Jesús, dice Efesios 4:22. Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.
Te regresa tu autoridad eso es lo que representa el anillo, autoridad, dominio, representa un pacto de Amor inquebrantable. Dios quiere sellar una pacto de amor eterno contigo, acepta su llamado su abrazo y descansa en los brazos de Papá.
Te da un calzado en señal de dignidad y libertad. Cabe mencionar que en aquel tiempo los esclavos no usaban calzado. Dios te esta diciendo no regresas a mi siendo un esclavo ni siervo, regresas a mi como lo que siempre fuiste mi Hijo.
Oración
Padre, muchas gracias por esta palabra, hoy nos estas recordando que somos tus hijos y que no hay nada en el mundo que pueda separarnos de tu amor. En tu perfecto amor enviaste a tu hijo para redimir, para salvar y recuperar lo que se había perdido. Gracias, Jesús, porque nos has regresado al Edén, a la intimidad con Papá. En ti recibimos la reconciliación, en ti recuperamos la paz, en ti recuperamos la comunión el escuchar, el ver de nuevo a papá, tú nos devolviste la vida eterna, nos has regresado la autoridad sobre todo: Nos estás vistiendo con un nuevo ropaje, ya no traemos esa ropa de la vieja naturaleza, si no que nos has revestido de Jesús, nos has alimentado y nos has dado de nuevo la posición de hijos, ya no somos esclavos del pecado porque tu amor cubrió nuestros pecados. En el nombre de Jesús te pedimos que quites todo orgullo y falta de humildad, y que más bien, como hijos podamos reconocer que a tu lado hay un lugar donde podemos estar en armonía, paz, dominio, saciados y llenos de ti. Porque estamos cerca de ti, ya no hay nada que nos separe de tu amor, ya no hay angustia, ya no hay desnudez, ya no hay peligro, ya no hay espada que nos separe de tu presencia. Ahora tenemos vida en abundancia en el nombre de Jesús. Amén.
Toño Acosta
Predicación del 8 de septiembre de 2024
Comunidad Crsitiana «La Promesa del Padre»
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