Enfrentando la depresión

Publicado por La Promesa del Padre en

1. ¿Qué es la depresión?

Depresión: proviene de “prémere” (apretar, oprimir); y “deprimie- re” (empujar hacia abajo).

Según la OMS, la depresión:

Se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas durante un tiempo prolongado.

La depresión no es necesariamente «estar triste», y no todas las personas la reflejan igual, sino que puede mostrarse en lapsos prolongados o permanentes durante los que sientes pérdida de energía; irritabilidad, cambios en el apetito; necesidad de dormir más (o incluso menos) de lo normal; ansiedad; disminución de la concentración; indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza; y pensamientos de autolesión o suicidio.

*** Todos podemos atravesar por momentos de depresión en nuestra vida, no es una evidencia de “debilidad” ni necesariamente es un asunto de “falta de espiritualidad”. Enfrentar la depresión es simplemente una parte normal de la vida y una evidencia más de que eres humano y estás vivo.

El punto no es si enfrentaremos o no situaciones depresivas (que nos empujan hacia abajo), porque todos las enfrentamos. El punto importante es cómo las enfrentamos.

2. Gigantes espirituales experimentaron depresión en sus vidas

En el Antiguo Testamento hay decenas y decenas de casos de hombres y mujeres de Dios que enfrentaron la depresión, algunos mejor que otros… algunos peor que otros. Algunos de esos casos son descritos extensa y detalladamente. Entre esos muchísimos relatos podemos recordar a Moisés (que vio cara a cara a Dios, que liberó al pueblo de Israel… las 10 plagas, abrió el mar Rojo, etc); David (escribió Salmos, mató a Goliat, símbolo de Jesús, hombre conforme al corazón de Dios, etc), Elías (resucitó muertos, oró y hubo sequía por 3 años, oró y volvió a llover, hizo caer fuego del cielo, su fe avergonzó a 400 profetas falsos, resucitó muertos, etc), Jeremías (fue el profeta de Dios durante el reinado de al menos 4 reyes, a lo largo de 40 años).

En el Nuevo Testamento, vemos a varios personajes enfrentando lapsos de tristezas profundas y angustias críticas (situaciones que claramente los empujaron hacia abajo) en las que perdieron las esperanzas totalmente. Entre ellos Pedro y todos los discípulos, Pablo y otros de sus compañeros de ministerio, creyentes en diversas ciudades que visitaba… y el Señor Jesús mismo.

Como veremos a continuación, hay diversas causas que pueden llevarnos a atravesar una situación depresiva, algunas de ellas son cosas naturales y ajenas a nosotros; otras causas sí pueden estar bajo nuestro control. Las causas son diversas, y por lo tanto, las formas de enfrentarla también.

3. Algunas causas de la depresión

*** No sólo somos espíritu, también alma y cuerpo. La depresión es un asunto en el alma (emociones), pero sabemos que el alma está conectada al cuerpo y también al espíritu.

Debido a esto, en ciertos casos la depresión puede ser causada y corregida por asuntos en el espíritu, y a la vez puede causar cosas en el espíritu. De igual forma, en otros casos la depresión puede ser causada y corregida por asuntos en el cuerpo, y a la vez puede provocar cosas en el cuerpo. Evidentemente, en ocasiones es una mezcla de todos estos asuntos.

3.a) Falta de balance

Por nuestras tendencias, preferencias… o tratando de compensar unas cosas con otras, terminamos fuera de balance.

¿Estás atendiendo sabiamente cada área de tu vida? (trabajo, salud, familia, ministerio, matrimonio, etc). ¿O estás enfocándote en una en especial y estás descuidando las demás?

La depresión de Moisés

Números 11:14-15 Yo solo no puedo con todo este pueblo. ¡Es una carga demasiado pesada para mí! 15 Si este es el trato que vas a darme, ¡me harás un favor si me quitas la vida! ¡Así me veré libre de mi desgracia!

La solución que Dios le dio a Moisés:

Números 11:16 El Señor respondió a Moisés: —Tráeme a setenta ancianos de Israel y asegúrate de que sean ancianos y oficiales del pueblo. Llévalos a la Tienda de reunión y haz que esperen allí contigo. 17 Yo descenderé para hablar contigo y compartiré con ellos el Espíritu que está sobre ti, para que te ayuden a llevar la carga de este pueblo. Así no tendrás que llevarla tú solo.

En este caso, Dios no lo tocó con su Espíritu, no lo mandó a orar más, no lo mandó a ayunar o a construir un altar. No, solo le ayudó a repartir el trabajo. Vemos a Moisés luchar constantemente con la depresión en diferentes episodios en su vida, a veces en forma de frustración, a veces en forma de ira, a veces en forma de sentimientos de que no era capaz, a veces con deseos de morirse.

3.b) Leer incorrectamente los sucesos de la vida

Culpas (muerte de alguien, remordimientos, accidentes, catástrofes, pérdidas). «Quizá si yo hubiera…» ¡No! Hay cosas que de todas maneras iban a pasar! ¡Hay cosas que se salen de tu control! ¡Hay cosas que están fuera de tu capacidad o responsabilidad! No puedes culparte por cosas que son mayores que tú, y luego bloquearlas y bloquearte, al ser una situación que jamás podrás modificar.

La depresión de Jeremías

El caso de Jeremías es un caso muy curioso. ¡Estuvo profetizando por 40 años! Y podemos decir que fue el único profeta que no vio un resultado real de su ministerio, básicamente fue como estar profetizándole a la pared, ¡el pueblo nunca enderezó su camino a pesar de una y otra y otra profecía de Jeremías!

Jeremías 9:2 ¡Ojalá tuviera yo en el desierto una posada junto al camino! Abandonaría a mi pueblo y me alejaría de ellos. Porque todos ellos son adúlteros, son una banda de traidores.

*Básicamente está diciendo que quiere dejar su ministerio, ¡no vale la pena! ¡Estoy desperdiciando mi vida siendo profeta entre esta gente que no vale la pena!

¡Y en el versículo 18 sigue echándole! Se le calentó la boca a Jeremías, y hasta empezó a decirle a Dios que ya hasta dudaba de él:

Jeremías 15:18 ¿Por qué no cesa mi dolor? ¿Por qué es incurable mi herida? ¿Por qué se resiste a sanar? ¿Serás para mí un arroyo engañoso, de aguas no confiables?

Y Dios le contesta esto inmediatamente:

Jeremías 15:19 Por eso, así dice el Señor: «Si te arrepientes, yo te restauraré y podrás servirme.
Si evitas hablar en vano, y dices palabras valiosas, tú serás mi portavoz. Que ellos se vuelvan hacia ti, pero tú no te vuelvas hacia ellos.

*** En el ministerio podemos caer en esta forma de depresión/amargura por la falta de respuesta de la gente, y el Señor nos llama a arrepentirnos y cuidar nuestras palabras, no hablar en vano sino decir palabras valiosas.

Y esto me da lugar a la siguiente causa de depresión:

3.c) Palabras destructivas

Cuida las palabras que dejas tener impacto en tu vida. ¡Cuántas personas han (hemos) sido distraídas, derribadas o incluso destruidas por palabras dañinas! Por palabras de gente movida por odio, necedad o falta de visión… faltas del corazon y caracter de Dios.

*** Que tu vida se base en las palabras de Dios sobre ti, ¡por eso es importante conocer y meditar en su Palabra, por eso son un arma contra el diablo!

*** ¡CUIDA LAS PALABRAS QUE DICES A OTROS! ¡Ni en broma dejes que tus palabras puedan ser usadas por el diablo para lastimar, derribar o destruir a otros! ***

3.d) Falsos indicadores de “éxito”

Compararte con otros, comparar su status, su ministerio, sus dones, etc respecto a los tuyos, o pensar que tu valor depende de tus talentos, puesto, popularidad, riquezas, posesiones, etc. ¡Todas esas son cosas frágiles que pueden cambiar en un instante! Guiarte por eso, definitivamente te llevará a la depresión.

3.e) Pecados ocultos

Salmo 32:3-5 Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. 4 Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí. 5 Pero te confesé mi pecado y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor». Y tú perdonaste la culpa de mi pecado.

3.f) Asuntos físicos, ambientales y prácticos

*** Por nuestra personalidad, genética e incluso hábitos y ambiente, podemos tener una mayor tendencia o una menor resistencia a los embates de la depresión.

La serotonina es una hormona, un neurotransmisor, muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo, al igual que a la dopamina, se le considera una “hormona de la felicidad”, aunque cumple también otro tipo de funciones, algunas de ellas:

  • Regula el apetito, causando la sensación de saciedad.
  • Regula el apetito sexual.
  • Junto a otros neurotransmisores –dopamina y noradrenalina– participa en los mecanismos que rigen la ansiedad, el miedo, la angustia y la agresividad.
  • Regula secreción de algunas hormonas, como es el caso de la melatonina, una proteína entre cuyas muchas funciones está la de regular los ritmos circadianos y el sueño.
  • Desempeña un papel importante en la formación y el mantenimiento de la estructura ósea.

Actividades que ayudan a mejorar los niveles de serotonina

  • Alimentos con alto nivel de triptófano: (pavo, salmón, semillas de sésamo, almendras)
  • Recibiendo más luz solar
  • Haciendo más ejercicio
  • Durmiendo bien
  • Reduciendo la carga de estrés
  • Socializando (amistades que te edifiquen)
  • Arte, pasatiempos constructivos

La depresión de Elías

1 Reyes 17-19 Resumen: Oró por sequía (no llovió 3 años), es alimentado por cuervos, hace el milagro del aceite y harina inagotables, revive al hijo de la viuda, hace caer fuego del cielo, deja en ridículo a 400 profetas de Baal, luego ora para que llueva de nuevo, corre sobrenaturalmente por varios kilómetros… y luego recibe una amenaza de muerte por parte de Jezabel:

1 Reyes 19:3-5 Elías se asustó y huyó para ponerse a salvo. Cuando llegó a Berseba de Judá, dejó allí a su criado 4 y caminó todo un día por el desierto. Llegó adonde había un arbusto de retama y se sentó a su sombra con ganas de morirse. «¡Estoy harto, Señor! —protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados». 5 Luego se acostó debajo del arbusto y se quedó dormido.

*** Imagínate que uno de los pastores de la iglesia, después de andar echando fuera demonios, sanando enfermos, haciendo milagros y prodigios, de repente recibe una mala noticia, una amenaza o algo, y cae en una depresión profunda y empieza a decir que mejor se quiere morir. ¿Qué le dirías? … Quizá alguno le diría “Hermano, ¡dónde está su fe! ¡No sea inmaduro!”, “Hermano, no sea candil de la calle y oscuridad de su cas!”

Mira la solución de Dios para la profunda depresión “repentina” de Elías:

1 Reyes 19:5 De repente, un ángel lo tocó y le dijo: «Levántate y come». 6 Elías miró a su alrededor y vio a su cabecera un panecillo cocido sobre brasas y un jarro de agua. Comió, bebió y volvió a acostarse.
7 El ángel del Señor regresó y, tocándolo, le dijo: «Levántate y come, porque te espera un largo viaje». 8 Elías se levantó, comió y bebió. Una vez fortalecido por aquella comida, viajó cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, el monte de Dios.

*** Lo de Elías no fue una depresión repentina, el tipo había estado sirviendo como loco por años, viviendo en lo sobrenatural a máximo nivel, pero también todo ese tiempo había estado pagando un precio en su cuerpo físico, venía de 3 años de estar sirviendo en medio de sequía y hambruna, y toda ese desgaste físico, ministerial y espiritual tuvo un impacto en sus emociones. Lo de la amenaza al parecer simplemente fue la gota que derramó el vaso.

3.g) Situaciones fuertes de la vida en este mundo caído

La vida misma, al encontrarnos en un mundo caído, a veces nos golpea con situaciones fuertes que nos pueden sumergir en tristeza, dolor, confusión o angustia. Estas situaciones no son provocadas por ti, ni están bajo tu control, ni dependen de tu situación espiritual o emocional, simplemente nos asaltan por estar en este mundo. Algunas de estas situaciones son la muerte de personas que amamos, las injusticias y atrocidades realizadas por otros sobre nosotros, enfermedades graves, accidentes, catástrofes naturales, etc. Claramente, situaciones fuertes como éstas pueden «empujarte hacia abajo»… pueden deprimirte profundamente. Ésta es una causa de depresión a la que todos estamos expuestos en cualquier momento de nuestra vida y sin importar quiénes somos. Pero el Señor nuestro Dios, que no sólo es Poderoso sino también compasivo y tierno, está cerca de nosotros, no para «palmearnos fríamente la espalda»… como muchas veces lo hacemos los humanos con indiferencia… Sino está cerca de nosotros para sostener nuestra cabeza en medio del más profundo dolor y desaliento, para tomar nuestra mano con tacto e interés genuino en la sanidad de nuestro corazón, y guiándonos con paciencia y amor en medio de la más profunda oscuridad de nuestras emociones y pensamientos… sin asustarse y sin condenarnos como los hombres, porque Él mismo ha pasado por ese mismo dolor. Te animo a leer el siguiente punto para ver esto muy de cerca.

4. ¿Eso pasaba sólo en el Antiguo Testamento?

En el Nuevo Testamento vemos a varios personajes enfrentando lapsos de tristezas profundas, angustias críticas en las que perdieron las esperanzas totalmente. Podemos recordar a Pedro entrando en una profunda depresión después de negar 3 veces a Jesús (Mateo 26:75), este tiempo oscuro de la vida de Pedro duró hasta días después de la Resurrección, cuando Jesús lo restauró y le dijo «Apacienta mis ovejas» (Juan 21:15-17). En los mismos días no sólo Pedro cayo en depresión, sino todos los discípulos, pues podemos ver entre las líneas que perdieron su propósito a tal grado que regresaron a pescar y Jesús tuvo que ir de nuevo a buscarlos ahí (Juan 21:1-14). Algunos pueden decir que esto sucedió porque el Espíritu Santo no había llegado aun, pero Pablo, un hombre lleno del Espíritu Santo, también describe momentos de una tristeza profunda tristeza y perder la esperanza (2 Corintios 1:8-9).

2 Corintios 1:8-9 Hermanos, no queremos que desconozcan las aflicciones que sufrimos en la provincia de Asia. Estábamos tan agobiados bajo tanta presión que hasta perdimos la esperanza de salir con vida: 9 nos sentíamos como sentenciados a muerte. Pero eso sucedió para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos.

Pablo también dedicó varias líneas en sus cartas para animar a los creyentes, verdaderos creyentes, en medio de situaciones que podían deprimirlos, como la persecución, las injusticias y atrocidades que enfrentaba la iglesia por el Nombre de Jesús, y la muerte de sus seres queridos (1 Tesalonicenses 4:13-14). Y ningún caso más impactante, que el del Señor Jesús mismo, nuestro modelo perfecto, totalmente Dios y totalmente humano, y que en esa total humanidad Su Palabra nos describe que en el Getsemaní sintió tristeza y angustia incomparables, describiéndolas Él mismo como:

Mateo 26:38 Es tal la angustia que me invade que me siento morir.

Y no fue algo de unos cuantos minutos, pues vemos que esa angustia, y la agonía mental y emocional persisten a lo largo de todo su tormento y hasta el momento de su gloriosa muerte, dando gritos desgarradores de soledad y confusión como:

Mateo 27:46 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Si somos honestos, estas expresiones de Jesús no suenan muy diferentes de los lamentos que leímos previamente, de Moisés, Elías, David, Jeremías, etc.

Conclusión

Seguramente vamos a experimentar momentos de depresión en nuestras vidas, momentos que «nos presionan hacia bajo» por distintas causas, pero en todas ellas nos puede ayudar el Señor. Cuando la depresión llegue a nuestra vida, no debemos ocultarla, ni minimizarla, ni maquillarla, sino enfrentarla con la sabiduría y Poder de Dios.

Cuando nos encontramos en medio de la depresión, si corremos alejándonos de Dios, nos hundiremos cada vez más en ese pozo oscuro. Pero si en medio del dolor, la confusión, el temor, la angustia y la desesperanza, seguimos la voz del Espíritu Santo y corremos hacia Dios, Él nos guiará a salir de la depresión, y además de salvar nuestras vidas, también recibiremos fuerza y compasión para poder ayudar a otros que estén en el mismo pozo.

Paco Jiménez
Predicación del de enero de 2025
en «La Promesa del Padre»


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