La Carne: Viviendo con el enemigo

En la Biblia vemos que tenemos tres enemigos principales: el diablo, el mundo y la carne. Cada uno de esos tres enemigos opera distinto, cada uno complica tu caminar con Dios de cierta forma. Pero hay un pequeño gran factor de diferencia, y es que el diablo y el mundo son ajenos a ti, son externos, pero la carne no es ajena a ti, es parte de ti, ¡está ahí todo el tiempo! Y curiosa y lamentablemente, cuando los otros dos (el diablo y el mundo) te atacan, tu carne de hecho los apoya desde adentro.
Muchos cristianos, cuando hablamos de “carnalidad”, principalmente la relacionan con la sexualidad, pero este día veremos en la Biblia que va mucho más allá. La carne nos ataca en diferentes áreas. La sexualidad es solo una de sus cabezas, pero tiene varias y todas letales.
Hay un patrón, lo veo en mis discípulos, lo veo en la iglesia, lo veo en mí, y es que solemos cuidarnos de las cosas obvias, pero la carne es un enemigo silencioso y muy camuflado, que constantemente nos está saboteando y difícilmente lo combatimos, porque muchas veces ni siquiera la notamos. Uno de los principales peligros de la carne es que la mayor parte del tiempo no la identificamos como el enemigo letal que es; y si no sabemos lo peligrosa que es y ni siquiera la vemos, obviamente no la combatiremos; y mientras no la identifiquemos y no la combatamos, seguirá limitando nuestro caminar con Dios y nuestro crecimiento, e incluso podría sacarnos totalmente de la batalla. La carne es un tema importante en la vida del Cristiano, necesitamos hablar de ella y conocerla bien para poder defendernos y vencerla, en lugar de minimizarla y alimentarla.
1 ¿Por qué es importante cuidarnos de la carne?
Romanos 8:6-8 6 La mente gobernada por la carne es muerte, mientras que la mente que proviene del Espíritu es vida y paz. 7 La mente gobernada por la carne es enemiga de Dios, pues no se somete a la Ley de Dios ni es capaz de hacerlo. 8 Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Quiero que notes lo que dice tan solo ese versículo sobre la carne
- Busca tu muerte
- Te pone en enemistad contra Dios
- Te impide agradar a Dios
¡No es cualquier cosa, no podemos jugar con ella, no es algo de risa! He visto a grandes hombres y mujeres de Dios caer por su carne. Insisto, so necesariamente es algo sexual. Y ahí se enfatiza el problema, que por su sutileza, te daña con fuerza… Porque no la ves, no la identificas. ¡Ni siquiera ves de dónde viene el golpe! Así que no puedes detenerlo o esquivarlo.
Gálatas 5:17 16 Así que les digo: vivan por el Espíritu y no sigan los deseos de la carne; 17 porque esta desea lo que es contrario al Espíritu y a su vez el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren.
*** Seguir a tu carne, no darle importancia, te llevará EN DIRECCIÓN CONTRARIA a la dirección en la que te quiere llevar el Espíritu Santo… ¡Eso es algo grave!
2 ¿Qué es la carne?
Romanos 7:18-25 18 Yo sé que en mí, es decir, en mi carne, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. 19 De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en mí.
21 Así que descubro esta ley: que cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal. 22 Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la Ley de Dios; 23 pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra lo que considero bueno, y me tiene cautivo. 24 ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo sujeto a la muerte? 25 ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la Ley de Dios, pero mi carne está sujeta a la ley del pecado.
- La carne no se refiere a nuestro cuerpo físico… Jesús “vino en carne”
(Mi colmo de flaco!!!!! Tener tan poca carne y a la vez luchar tanto con mi carne. ) - En Génesis, cuando relata la creación del hombre, dice que Dios nos creó a su imagen… «Y vio Dios su creación y consideró que era buena.»
- La carne se puede describir como nuestra naturaleza pecaminosa, la naturaleza caída, nuestra tendencia a hacer lo malo, a revelarnos contra lo bueno, a seguir nuestra voluntad en lugar de la de Dios.
3 ¿Cuáles son sus obras?
Gálatas 5:19-21 19 Las obras de la carne se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; 20 idolatría y hechicería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, desacuerdos, sectarismos 21 y envidia; borracheras, orgías y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
En este pasaje que acabamos de leer (que es tan solo uno de los varios que describen las obras, frutos y deseos de la carne en la Biblia), de las 15 cosas que se mencionan, solo 2 son sexuales, ¿y las otras 13? Las otras 13 cosas que se mencionan, y que solemos pasar por alto, están relacionadas con las emociones, reacciones del alma, carácter, relaciones interpersonales, toma de decisiones, manejo de conflictos, manejo del éxito de otros, humildad, diferencias de opinión, el cuidado del cuerpo y hábitos. Sí, en todas ésas áreas la carne nos ha estado venciendo, y ni siquiera nos dimos cuenta.
4 Ejemplos prácticos:
En los años que tengo lidiando con mi carne, y viendo a mis discípulos y amigos cristianos lidiando con su carne, veo varios impulsos de nuestra carne que van opuestos a la dirección de Espíritu Santo para nuestras vidas, es decir, impulsos de la carne. Éstos son solo algunos ejemplos prácticos en los que veo a la carne sacudirnos y, la mayor parte del tiempo, lamentablemente vencernos… sin ni siquiera darnos cuenta de que fue ella.
– Pensamientos depresivos: Yo no valgo… A mí siempre me desplazan… Yo no sirvo… Siempre me va mal… Tengo mala suerte… Nunca me ponen atención.
– Murmuración: Pues no es por nada pero (+ comentario venenoso)…. Generalizar (Siempre son así… Todos son así…. Todo el tiempo…. Sí, la esa esa persona siempre) + comentario no edificante.
– Tendencia a mentir para justificar, en lugar de reconocer que luchamos con algo.
– El enojo intenso y/o constante (al trabajar)… Siempre andar tens@ o presionad@… Atemorizad@… Siempre en derrota o siempre bajo ataque….
– El facilitar el conflicto en lugar de buscar resolverlo. Esto es evidente en frases como: “Pues que le llegue”, “La verdad yo no voy a andar soportando esto”, “Que lo aguanten en su casa”, “Pues a la… goma, ¿cómo ves?”, “Hazle como quieras”…. Esa tendencia a irnos por lo fácil en lugar de esforzarnos por evitar un problema o al menos solucionarlo, resolverlo, hablarlo. ¡Gracias a Dios que cuando estábamos muertos en nuestros pecados, Él no se fue por el camino fácil de simplemente destruirnos! Sino que se humilló a sí mismo, para reconciliarnos de nuevo con Él, para evitar que nuestra alma pereciera.
– Arrogancia: Yo soy así, Yo no necesito nada, Yo estoy bien, Si te gusta y si no… “La queso”
– Obviamente las miradas lascivas. Esto es “el talón de Aquiles” principal, pero no exclusivo, de los hombres. El darle rienda suelta a la vista y alimentar ese impulso de escanear, o simplemente “ver qué tan guap@ es”, es una jugarreta, es una ruleta rusa y en algún momento te tocará una bala. Ninguna de esas imágenes que permites entrar a tu mente por “curiosidad inocente” te será útil en algún momento para estar más cerca de Dios o crecer espiritualmente; por el contrario, todo ese banco de imágenes con el que vas dándole pequeños bocadillos a tu mente, simplemente hacen más fuerte a ese enemigo, tu carne, que busca matarte, que te pone en enemistad contra Dios y que no puede agradarle, y si dejas que ese enemigo se fortalezca, en algún punto se volverá contra ti y te destruirá. ¡Y tú le estuviste ayudando todo el tiempo! ¡Sirviéndole, alimentándola!
* Aquí, como un pequeño favor, y ya con un entendimiento de cómo pera la carne en nuestra contra, como individuos y como iglesia. les pido al sexo opuesto (no solo mujeres hacia los hombres, sino también los hombres hacia las mujeres), que en amor, y en un mismo sentir, cuidemos el corazón de los demás, ayudemos a los demás en su lucha, facilitándola en lugar de complicarla. No somos una iglesia en la que pondremos un “código de vestimenta”, especialmente porque somos una iglesia abierta a que venga más y más gente, estamos hambrientos de eso y siempre debemos perseguirlo, así que no podemos poner limitantes de cómo puedes o debes venir vestid@, esta petición es para la iglesia: piensa en la lucha que está teniendo la gente a tu alrededor con su carne, y simplemente asegúrate de facilitar su lucha, no complicarla.
5 ¿Cómo combatir a la carne?
Antes de ver cómo combatirla, quiero enfatizar que después de entender lo que es la carne, ver lo que produce en tu vida: destrucción, muerte, enemistad, incapacidad para agradar a Dios, va contra el Espíritu Santo…. sería torpe, insensato, necio y autodestructivo para un Cristiano, no esforzarse en combatir su carne, sería una necedad no estar alerta, sería un gran error consentirla.
Ahora sí, cómo combatirla:
Gálatas 5:24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Jesús habló sobre esto en Lucas 9:23 “Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga.” El crucificar nuestra carne es una decisión y acción diaria, consciente y activa, no es algo accidental ni automático.
Gálatas 6:8 El que siembra para agradar a su carne, de esa misma carne cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.
Tenemos que dejar de sembrar en nuestra carne. Sembrar en la carne es buscar sus deseos, suplir sus apetitos, obedecer a sus peticiones y seguir sus preferencias. Lo opuesto, sembrar en el Espíritu, buscar los deseos del Espíritu Santo, obedecer sus peticiones y perseguir lo que Él prefiere para nosotros.
Romanos 8:1 Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús, 2 pues por medio de él la ley del Espíritu de vida te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.
Ésta es nuestra gran salida: Como Cristianos ya no somos esclavos de la ley del pecado en nuestra carne, sino que tenemos total libertad para desobedecer esa ley y en cambio seguir la Ley del Espíritu. Cuando obedecemos a nuestra carne no es porque estemos obligados a hacerlo, sino solo por necedad, necedad que puedes abandonar hoy porque en Jesús tienes el poder y libertad para hacerlo.
Romanos 8:5 Los que viven conforme a la carne fijan la mente en los deseos de la carne; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu.
Pon tu atención en los propósitos del Espíritu para tu vida y vive conforme a eso. Deja de vivir conforme a las peticiones de tu carne: esto es, deja de seguir los impulsos de tus emociones, los impulsos de tus celos, arranques de ir, envidias, rivalidades, depresión, pesimismo, peleas, desenfreno sexual, etc. Deja de obedecer ciegamente a tu carne, deja de minimizarla, consentirla y alimentarla.
Pablo, al hablar de la condición humana sin Dios sujeta a las leyes del pecado en la carne, exclamó con intensidad su agradecimiento a la libertad que Dios nos da para escapar de este enemigo junto al que vivimos:
Romanos 7:25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.
Conclusión
Romanos 8:12-15 12 Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la carne. 13 Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. 15 Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!».
Paco Jiménez
Predicación del 15 de diciembre de 2024 en «La Promesa del Padre»
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