Cuando soy débil, entonces soy fuerte

Publicado por La Promesa del Padre en

¿Cuántos de nosotros, en nuestro caminar con el Señor, comenzamos a experimentar dificultades en diferentes ámbitos de nuestra vida, y a veces pensamos, ¿acaso no TODO debería ir bien ahora que camino con Dios? Normalmente pasa cuando recién nos convertimos y notamos ese cambio, cosas que pensamos estaban bajo control, de repente cambian y pensamos que algo no está funcionando bien, poco a poco nos damos cuenta que Dios está haciendo su obra y aceptamos la corrección de Dios.

Pero qué pasa cuando llevamos 10 años o más y vemos que hay algo que no cambia y nos desesperamos, y entonces sí pensamos que algo Dios no está haciendo bien, porque nosotros le echamos ganas y tratamos de cambiar, de mejorar, de ser disciplinados, pero parece que nada pasa… Pensamos que ya somos Cristianos maduros, porque ya identificamos al diablo y al mundo y, estamos trabajando para mantener a raya a nuestra carne, tenemos una identidad sólida y buenos hábitos cristianos, pero aún así, pasamos por aflicción y decimos… Dios que pasa, porque esta situación en mi vida.

Les voy a contar un testimonio del primo de un amigo, pero se las diré en primera persona para que se entienda mejor… Por muchos años he batallado en la parte financiera, aunque siempre he recibido instrucción de cómo son las finanzas en el Reino, he pedido consejos, me he esforzado, me gusta trabajar, he intentado ser disciplinado, pero por alguna razón, por mucho tiempo estuve en números rojos, viendo la mano de Dios siempre en su provisión, teniendo lo necesario, pero también con la promesa de tener en abundancia, y siempre pensando, ¿Dios, cuándo llegará ese día? Imagino que no a muchos de ustedes les ha pasado lo mismo, o quizá lo han vivido en otras áreas de sus vidas, quizá con un tema de salud, en una relación, buscando su empleo perfecto, hay muchas áreas en las que como Cristianos “BATALLAMOS”, y que llega ese punto en el que dices: Me rindo, soy muy débil para esto, no puedo más. Te quiero leer un relato bíblico.

2 Corintios 12 Me veo obligado a jactarme, aunque nada se gane con ello. Paso a referirme a las visiones y revelaciones del Señor. 2 Conozco a un seguidor de Cristo que hace catorce años fue llevado
al tercer cielo. No sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe. 3 Y sé que este hombre
—no sé si en el cuerpo o aparte del cuerpo, Dios lo sabe— 4 fue llevado al paraíso y escuchó
cosas indecibles que a los humanos no se nos permite expresar. 5 De tal hombre podría
presumir, pero de mí no haré alarde sino de mis debilidades. 6 Sin embargo, no sería insensato
si decidiera jactarme, porque estaría diciendo la verdad. Pero no lo hago, para que nadie
suponga que soy más de lo que aparento o de lo que digo. 7 Para evitar que me volviera
presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir,
un mensajero de Satanás, para que me atormentara. 8 Tres veces rogué al Señor que me la
quitara; 9 pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la
debilidad». Por lo tanto, gustosamente presumiré más bien de mis debilidades, para que
permanezca sobre mí el poder de Cristo. 10 Por eso me regocijo en debilidades, insultos,
privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil,
entonces soy fuerte.

Ahora bien, a menos de que tú como Pablo, puedas hacer alarde de haber sido llevado al cielo, ciertamente Pablo reconoce que tiene una espina que le fue dada para mantenerse humilde y no presumir. Pero vamos a ver porque después dice que si va a presumir será de sus debilidades.

● El poder del Señor se perfecciona en nuestra debilidad.
¿Recuerdas del amigo que te platiqué? Es cuando te rindes y te sientes y reconoces débil, que entra el poder del Señor.

● Para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.
Preferimos nuestro propio poder y actuar o lo preferimos a él en nosotros.

Recuerda la historia de Job. Satanás tuvo que pedirle permiso a Dios para tocar a Job (Job 1:12), incluso lo que parece venir del diablo es permitido por Dios para nuestro bien, nadie puede tocar a un HIJO de Dios sin que esto esté bajo su plan y sea para su gloria y para nuestro bien. (Romanos 8:28) Pablo rogó al Señor que le fuera quitada esa espina, pero el Señor le dijo, te basta mi Gracia.

Los que son padres, ¿alguna vez han negado algo a sus hijos, algo que les rogaron, pero que ustedes sabían que no era el momento adecuado para conceder?

Mateo 26:36 Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní y dijo: «Siéntense aquí mientras voy más allá a orar». 37 Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a
sentirse triste y angustiado. 38 «Es tal la angustia que me invade que me siento morir —dijo—.
Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».
39 Yendo un poco más allá, se postró rostro en tierra y oró: «Padre mío, si es posible, no me
hagas beber este trago amargo.[c] Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».
40 Luego volvió adonde estaban sus discípulos y los encontró dormidos. «¿No pudieron
mantenerse despiertos conmigo ni una hora? —dijo a Pedro—. 41 Permanezcan despiertos y
oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».
42 Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago
amargo,[d] hágase tu voluntad».
43 Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño.
44 Así que los dejó y se retiró a orar por tercera vez, diciendo lo mismo.
Por lo tanto, gustosamente presumiré más bien de mis debilidades, para que
permanezca sobre mí el poder de Cristo. 10 Por eso me regocijo en debilidades,
insultos, privaciones, persecuciones y dicultades que sufro por Cristo; porque,
cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Filipenses 2 : 1- 11 Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, 2 llénenme de alegría teniendo un
mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. 3 No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. 4 Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.
5 La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, 6 quien, siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. 8 Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!
9 Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, 10 para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, 11y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Hebreos 12:2-11 Por tanto, también nosotros que estamos rodeados de una nube tan grande de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la
carrera que tenemos por delante. 2 Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. 3 Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo.
4 En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre. 5 Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les dirigen:
«Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda,
6 porque el Señor disciplina a los que ama y azota a todo el que recibe como hijo».
7 Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. Porque,
¿qué hijo hay a quien el padre no disciplina? 8 Si a ustedes se les deja sin la disciplina que
todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos. 9 Después de todo, nuestros
padres humanos nos disciplinaban y los respetábamos. ¿No hemos de someternos, con
mayor razón, al Padre de los espíritus y viviremos? 10 En efecto, nuestros padres nos
disciplinaban por un breve tiempo, como mejor les parecía; pero Dios lo hace para nuestro
bien, a n de que participemos de su santidad. 11 Ciertamente, ninguna disciplina, en el
momento de recibirla, parece agradable, sino más bien dolorosa; sin embargo, después
produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.

Nos damos cuenta que él también se hizo débil tomando forma humana para venir a salvarnos del pecado, y sabemos que formamos parte con él en su muerte y resurrección, por lo tanto, así como dijo el apóstol Pablo, gocémonos cuando tengamos pruebas, dificultades y sufrimientos, pues su Poder se perfecciona en nuestra debilidad, y entonces cuando SOMOS DÉBILES, SOMOS FUERTES. Oro para que cada uno de nosotros experimentemos el poder de Cristo en nuestras vidas, cuando pasemos por aflicción, confiemos en que Dios está ahí, puliendo nuestro carácter, haciéndonos fuertes, preparándonos para lo que viene, haciéndonos dependientes de él.

Aldo Ahedo
Predicación del 22 de diciembre de 2024
en «La Promesa del Padre»


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *